martes, 18 de agosto de 2009

El Club!

Tengo dos temas en mi cabeza que desean ser entradas de este humilde blog. Se están disputando el puesto: una sobre una extraña felicidad, la otra sobre un club que he creado. Soy la única miembro, por ahora.

Y cómo de extrañas felicidades está lleno el mundo (sin que el mismo, se de cuenta), y de finales felices no tantos, he decidido contarles sobre el club. No, para quién lo pensó no es El Club de los Despechados, lo nuevo de los Chaucha Kings. Me gusta la canción, pero es uno más prometedor; se llama el
Club de Protectores de Finales Felices…


Misión: Llevar la política del Final Feliz a todos nuestros miembros para que estos a su vez, la impartan por el mundo, una vez la cadena sea grande comprobar si hemos alcanzado los objetivos.
Visión: Que los finales felices no sean de cuentos, sean reales.
Objetivo Principal: Salvar los finales felices de la extinción, entiéndase como final feliz para efectos de este comunicado: felicidad no a largo plazo o permanente como es el significado comúnmente aceptado para expresarnos en una historia, sino felicidad presente, con sus pros y sus contras, alcanzar el final feliz.
Mantenerlo? Bueno, ese es otro cuento.

La idea del club fue concebida cuando su fundadora se dio cuenta que tenía una especie de necesidad de proteger un final feliz, antes nunca consideró meterse en “el cuento” ajeno, pero una vez lo escuchó no pudo reprimir ni sus hipótesis ni sus comentarios acerca del porqué esa princesa se liaba tanto para conseguir su final feliz.
Esa extraña necesidad no se debía a que era fácil, antes más bien era complicado, pero la princesa se liaba y no hacia nada, quería desistir, pero la protectora quería una lucha, sí con muertos y heridos quería una lucha para alcanzar el final feliz.

Fue en ese momento cuando sintió que se había convertido en una protectora de finales felices, lo cual la hizo sonreír, primero de inventarse un nombre tan peculiar y segundo porque había comprendido que ahora pertenecía a una causa. Una causa que pudo o no haber perdido ella misma, pero que eso no le impidió valorarla posteriormente, eso no le impidió desear que se expanda y sobretodo lucharla.

Para que la princesa una vez terminada su lucha, sea ganada sea perdida, se quite los tacos, se recoja el vestido, se siente en un escalón de su castillo y se ponga a llorar.
Llorar de alegría porque lo consiguió, pues tener una satisfacción de ese tipo se expande tanto en el pecho que comienzas a respirar pesadamente y no notas cuando al compás de tu respiración tus lágrimas caen por tus mejillas. O llorar de tristeza para quitarse eso de adentro, tomarse unos minutos para si misma y luego sacudirse el polvo de la pelea y seguir con otras nuevas porque con la lucha aprendió mucho y una de esas enseñanzas sino son todas la hacen decidir que no dejará de intentarlo hasta que lo consiga.

Los protectores de finales felices deben como REGLA DE ORO, valorar los finales felices. No importa de quién sea, no importa porqué sea, no importa si se alcanzaron a la primera o a la décimo quinta vez, debes verlos y sentirlos. Así tu fe aumentará y luego serás capaz de trasmitirlo.

Interesados, registrarse conmigo, que soy la fundadora. Si, ya se que estaba hablando en tercera persona, pero como fundadora tengo mis privilegios y si quiero hablar de mi misma en tercera persona, lo hago! XD

Pd: Antes de confirmar su registro es necesario una revisión de tu propio historial de finales felices, si tienes temas pendientes, luchas postergadas o cuentos a la mitad; lo sentimos, no se podrá completar tu registro.

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